El pádel ha experimentado un crecimiento vertiginoso en México, consolidándose como uno de los deportes más populares y accesibles en el país.
Aunque muchos lo asocian con España o Argentina, sus raíces se encuentran firmemente plantadas en territorio mexicano.
Fue en 1969 cuando Enrique Corcuera, en su hogar en Acapulco, ideó este deporte al adaptar una cancha de tenis rodeada por muros, dando lugar a lo que hoy conocemos como pádel.
Desde entonces, este deporte ha evolucionado de manera impresionante, ganando adeptos de todas las edades y condiciones físicas.
Su popularidad no solo se limita a los aficionados, sino que ha atraído a grandes figuras del deporte como Lionel Messi, Rafael Nadal y Novak Djokovic, quienes han reconocido el encanto y los beneficios de practicarlo.
El resurgir del pádel en su tierra natal
En México, el pádel está viviendo un renacimiento, impulsado en gran parte por eventos internacionales que han vuelto a situar al país como un referente global de esta disciplina.
Uno de los ejemplos más destacados es el Premier Pádel, que regresó al emblemático puerto de Acapulco, el lugar que vio nacer este deporte.
Este tipo de eventos no solo homenajean las raíces mexicanas del pádel, sino que también promueven el turismo y la economía local.
Acapulco, que en décadas pasadas fue un ícono del turismo internacional, ha encontrado en el pádel una oportunidad para revitalizarse.
Los torneos atraen a visitantes nacionales e internacionales, llenando hoteles y restaurantes, y reafirmando la importancia de México en la escena deportiva global.
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Un deporte para todos
El crecimiento del pádel en México no se limita a los grandes eventos. Su accesibilidad ha sido clave para que más personas lo adopten.
A diferencia de otros deportes, el pádel no requiere una condición física extraordinaria, y su formato de juego en parejas fomenta la convivencia y el trabajo en equipo.
Además, la construcción de canchas públicas y privadas en ciudades como Puebla, Guadalajara y Monterrey ha permitido que más mexicanos tengan acceso a este deporte.
En el caso de Puebla, por ejemplo, la apertura de canchas públicas ha democratizado la práctica del pádel, haciéndolo más inclusivo.
Incluso, el equipo necesario para jugar se ha vuelto más asequible.
Las paletas, que solían ser un artículo costoso, ahora están disponibles en diferentes gamas de precios sin sacrificar mucho rendimiento.
Esto ha permitido que el pádel deje de ser percibido como un deporte exclusivo y se convierta en una opción atractiva para jóvenes y adultos por igual.
Una revolución en marcha
El impacto del pádel en México va más allá del deporte.
En términos sociales, ha creado comunidades que fortalecen lazos entre sus miembros, promoviendo un estilo de vida activo y saludable.
A nivel económico, ha incentivado la construcción de canchas, el desarrollo de torneos y la venta de equipos especializados, generando empleos y nuevas oportunidades de negocio.
Además, el reconocimiento internacional del pádel como deporte profesional ha motivado a muchos mexicanos a practicarlo con mayor seriedad.
Esto no solo alimenta la pasión por este deporte, sino que también abre la puerta a la formación de talentos que puedan competir a nivel mundial, llevando el nombre de México aún más lejos.
Conclusión
El crecimiento del pádel en México es un fenómeno que honra sus raíces al tiempo que impulsa su futuro.
Desde su invención en un jardín de Acapulco hasta su expansión como deporte de masas, el pádel ha demostrado ser mucho más que una actividad recreativa: es un motor de cambio social, económico y cultural.
Con cada torneo, cancha construida y jugador que se une a este deporte, México reafirma su lugar en la historia del pádel, demostrando que, a veces, las grandes revoluciones comienzan con una idea sencilla y mucha pasión.