Hay personajes tanto en el mundo del deporte como en la vida que marcan un antes y un después en la historia, y cuando hablamos de un personaje como lo es Michael Jordan, sabemos que se trata de un atleta que dejó grabado su nombre en los libros como el mejor de todos los tiempos.
La historia de Michael Jeffrey Jordan es una que a lo largo de los años ha cautivado a los aficionados no solo del basketball, sino de los deportes en general, por la gran huella que dejó a nivel deportivo y cultural.
Jordan fue un hombre que cambió y revolucionó el deporte de las duelas en la liga mas importante del mundo gracias a su capacidad físico-atlética, su sapiencia del deporte y sobre todas las cosas, ese deseo de alcanzar la victoria a costa de lo que fuera.
Sus inicios en el baloncesto se dieron a nivel de High School como en el caso de muchos de los deportistas profesionales de los Estados Unidos y su capacidad nata y trabajo lo llevaron las filas de la Universidad de Carolina del Norte en el nivel de la NCAA.
Jordan pasó 3 años en el nivel colegial, en los cuales recibió múltiples reconocimientos entre los cuales se incluye ser nombrado jugador del año, fue 2 veces All-American y conquistó 1 título, en un duelo frente a un equipo de Georgetown que contaba con futuras estrellas de la NBA como Patrick Ewing, y Michael fue la estrella de ese campeonato con el tiro ganador.
Después de su tiempo colegial Jordan fue seleccionado 3º general en el Draft de la NBA del año de 1984 por los Chicago Bulls, llegando a una franquicia que había sido fundada en 1966 y que no había sido exitosa en su tiempo en la liga.
Pues la llegada de Jordan comenzó una revolución en el equipo, ya que habían reclutado a un elemento que tenía el talento para convertirse en la base de una reconstrucción del equipo en todos los niveles.
Pero algo que también ayudó a catapultar la carrera de Jordan, fue que previo a su temporada como novato participó en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984, donde lideró al representativo del país de las barras y las estrellas a la medalla de oro.
Su 1ª campaña en la NBA revolucionó no solo a la liga, sino a todo el deporte, al dejar en claro que había llegado un hombre que cambiaría por completo la imagen de su equipo y que desde sus primeros momentos no decepcionó.
Jordan fue reconocido como novato del año y fue seleccionado para el 2º equipo All-NBA, tras promediar 28.2 PTS, 6.5 REB y 5.9 ASI por juego, con lo cual guió a los Bulls a tener 11 victorias más que la temporada anterior y a los playoffs.
A pesar de que fueron eliminados en 4 juegos por los Bucks, ya había dado un aviso de lo que estaría por dar en el resto de su carrera y no sería la última vez que su nombre estaría en la boca de sus colegas y de los aficionados.
Pero desde sus inicios comenzó a escribir otra historia que al día de hoy sigue muy vigente y que lo haría trascender al deporte y llevar su imagen a otro nivel fuera de las duelas profesionales, y a todas las personas del mundo.
Su firma para tener su propio calzado personalizado lo separó de muchos otros jugadores de la NBA, ya que a pesar de que esos contratos ya existían, su desempeño con Chicago lo colocó por encima de sus rivales y su producto acaparó el mercado.
Mientras que su nombre y su persona se convertían en la imagen del deporte a nivel cultural, su trabajo en en el basketball fue en aumento con cada día y cada temporada que pasaba, hasta que en la campaña de 1991 ese esfuerzo lo llevó a ubicarse en la cima.
Para 1991 Jordan ya era reconocido como el mejor jugador de toda la NBA por los aficionados, expertos y colegas de la liga, pero como se ha vivido en muchos casos, sin el título solo era un talento excepcional que parecía no llegar a más.
Pues con un equipo talentoso que ya incluía a su mejor compañero en las duelas, Scottie Pippen, y un entrenador en Phil Jackson que también buscaba ser el No.1, Jordan y los Bulls conquistaron el trofeo Larry O’Brien por primera ocasión en su carrera y en la historia del equipo de Chicago.
Con ese título Jordan por fin era considerado un campeón y no solo un super jugador, pero defender su campeonato en 2 ocasiones de manera consecutiva, lo llevó a integrarse a la élite de los mejores basquetbolistas en la historia de la liga.
Entre el 2º y 3º campeonato Jordan fue la imagen y el líder del equipo olímpico de baloncesto de los EEUU que ahora contaría con jugadores profesionales y se formó el emblemático “Dream Team” que destruyó a sus rivales para llevarse la presea dorada en Barcelona 1992 y su imagen como la máxima superestrella del deporte seguía creciendo.
Después de ese tricampeonato la vida de Jordan dio un giro radical anunciando su retiro del baloncesto y comenzó a perseguir uno de sus sueños de la infancia con una carrera como jugador de baseball profesional.
Eso no duró mucho y el ahora también conocido como “His Airness”, regresó a la NBA con uno de los mensajes mas icónicos en la historia…”I’m back”; y con esto la liga recuperaba mucha de la atención que Jordan había atraído desde su llegada.
Es verdad que Michael no fue él mismo en sus primeros duelos de vuelta, pero una vez más su estricta ética de trabajo le permitió regresar a su mejor nivel y con su experiencia, era el jugador más peligroso que la NBA había visto.
Mientras MJ se preparaba para disputar su primera temporada completa de vuelta en la NBA, su protagónico en el ahora clásico film, Space Jam, demostró que su estatus de estrella seguía en su máxima expresión y lo llevó a toda una nueva generación que se sumó a su inconmensurable afición, colocándolo aún más por encima del deporte como un ícono de la civilización.
Su dominio del deporte, su talento nato y su dedicación, ubicaron de nuevo a los Bulls como los máximos candidatos a conquistar el título y eso se volvió una realidad en la temporada de 1996 cuando conquistaron su 4º campeonato.
Y para repetir la historia, Jordan y los Bulls volvieron a defender el título en 2 oportunidades al hilo con un equipo que a parte de Pippen y Jackson, era completamente diferente al que había tenido en sus primeros 3 trofeos, lo cual demostró su capacidad de adaptarse a lo que fuera y ser el mejor líder que había existido.
En 1998 tras 13 temporadas con los Chicago Bulls, 6 campeonatos, 6 MVP de la Finales, 5 MVP de la NBA, 14 apariciones All-Star, 11 nombramientos All-NBA, 10 títulos al mejor anotador, 2 veces campeón de clavadas y muchos más reconocimientos, Jordan anunció su retiro de la NBA.
3 años después regresaría para 2 temporadas con los Washington Wizards, en los cuales a pesar de que su desempeño no era igual al de sus años de gloria, sí estaba muy por encima de la mayoría de los jugadores de la época, retirándose de manera oficial en el 2003.
Y esa trayectoria que al día de hoy sigue siendo la vara con la cual se mide a todos los grandes jugadores de la NBA, Jordan ingresó al Salón de la Fama del Basketball en el año de 2009.
Esta es la historia de un hombre que llegó a un deporte y a una liga que había tenido grandes talentos, estrellas y nombres que habían marcado la historia, pero que aún no había descubierto a lo mejor de lo mejor.
Eso fue lo que Michael Jordan hizo en y por la NBA, ya que a pesar de que no fue un innovador o precursor, sí llevó toda una disciplina a su máxima expresión en todos los sentidos y ayudó al crecimiento y expansión internacional de todo un deporte.
Así es como Michael Jordan se convirtió en el dueño de la década de los 90s al encantar a los aficionados del basketball, conseguir nuevos seguidores al deporte a nivel mundial y demostrar que incluso con las leyendas que ya existían, no había existido nadie como él y a pesar de los debates que hay, no ha habido nadie al día de hoy que esté a su nivel.
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